lunes, 17 de diciembre de 2012

El hombre y el espejo.

Un hombre terriblemente feo caminaba por el desierto cuando creyó ver algo reluciente medio enterrado bajo la arena.
Avanzó hasta el objeto que brillaba y se agachó a recogerlo.
Era un trozo de espejo.
El hombre no sabía qué era aquello.
Nunca había visto un espejo y mucho menos se había visto reflejado en uno.
Por eso lo miró intrigado y con gran interés.
Cuando vio su imagen no pudo evitar un gesto de desagrado:
- Qué cosa más fea;dijo..
-. No me extraña que lo hayan tirado.
Y sin perder más tiempo arrojó el espejo y continuó su camino tan felíz.

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